jueves, 26 de abril de 2012

¿Quién como Dios?

 A muchos de nosotros la vida nos conduce por rumbos inesperados...aunque una se haya propuesto "no dejarse arrastrar"; sin embrago, sabemos que la vida no siempre es sonrisas y música, nos toca pasar por experiencias que ni esperábamos vivir.

 Pero ¿puede alguien que es creyente dejarse "arrastrar por el mundo"?. 

Todos querríamos a una responder: ¡NO!; sin embrago, todos sabemos -sin excepciones- que esta vida no es sólo gracias, sino también pecado.

 Cuántos de nostros cuando éramos más jóvenes y acabábamos de conocer al Señor y permitirle entrar en nuestras vidas, estábamos dispuestos a cambiar el mundo con nuestra fuerza y alegría, con  nuestros proyectos e ideales, dispuestos a darlo todo, incluso la vida, como nuestros "bien amadao" lo ha hecho primero...pero en la "ruta de nuestra vida" vemos que muchas veces fue el mundo 'es el que nos cambió'.

 Con esto no pretendo desanimar a nadie y decir que toda emoción primera termina en el cansancio y desánimo, que finalmente no se puede ser diferente en este mundo o que debemos dejar la loca idea de ser "creyentes en medio de este mundo", PARA NADA ES MI INTENCIÓN.

 Lo que pretendo es que podamos ser más humanos con nostros mismos y saber que cuando estamos recién estrenados como creyentes tenemos tanta fuerza que debemos GUARDARLA PARA LUEGO. Sí, pero no en el sentido que parece, no es que debemos apagarla para encenderla luego, sino que debemos ser prevenidos y guardar siempre un poco para que no falte y además, que debemos procurar renovarla, porque luego vienen momentos de "noche oscura" en las que necesitaremos toda esa fuerza, fe y convicción para seguir caminando aunque esté oscuro.

 Pero ¿qué hacer si hemos caido? o si peor aún ¿seguimos en el piso y lo sabemos?

 No es nada sencillo para nadie darse cuenta de su error, pero lo peor es cuando lo vez y no haces nada o porque no puedes o porque no quieres...es dificil, muchos han pasado por la experiencia de saber que están mal pero no "poder hacer nada" por los motivos mencionados.

 Lo primero es SER HUMANO con una misma; sí, porque sabiendo que no éramos invencibles como críamos al principio, podremos ver que también nos equivocamos y "metemos la pata" a veces más de lo que pensábamos o de lo que quisiéramos, por eso todas las veces que fuimos implacables con los demás vendrán tal vez a nuestra mente.

 Cuando somos creyentes "nuevos" podemos ser rigurosos con el cumplimiento de las normas o lo que se espera de nosotros y podemos juzgar y murmurar y en vez de lograr acercar a los demás a Dios abrimos brechas más amplias entre ellos y Él, supuestamente, porque Dios es siemrpe cercano.

 Entonces lo que hay que hacer es reconocer que somos humanos -que no por eso nos justificamos, pero que no somos perfectos, eso es lo primero; luego está el SER HUMANO: el ver nuestra debilidad, inclusive nuestra miseria, pero que en medio de ello SOMOS AMADOS -ni sabemos cómo- porque medimos el amor de forma distinta que Dios, pero lo somos y punto.

 Quien se sabe amado, "mirado por Dios" no puede más que aceptarse y darse nueva oportunidad de levantarse y caminar y les aseguro que nadie que ha pasado por todo ese proceso podrá mirar igual a los demás; porque de pronto conocerá aquellos que siempre se dijo y se quería vivir: MISERICORDIA.

AMOR - MISERICORDIA - PERDÓN

Demás está decir que conocemos las bienaventuranzas, pero vivirlas...eso es lo bueno, quien lo logra ciertamente gozará del respeto de todos y sin exagerar de cierto modo, hasta de Dios.

 Quien ha estado abajo, quien cayó y vió que era de carne y hueso, que no era perfecto, podrá verser y ver a los demás con misericordia, sabiendo que somos todos débiles y que nadie es juez de otro; podrá comprender realmente que la gente no obra mal por simplemete ser mala sino que por miles de razones se encuentra envuelta en situaciones que jamás pensó vivir o permitir.

 Quien ha experimentado y la misericordia de Dios podrá saber que la gente puede ser mejor y que necesita múltiples oportunidades de serlo, pues él mismo habrá pasado por esa experiencia.

 Como escuché muchas veces "la experiencia es maestra", cierto, pero a veces podemos protagonizar la letra del canto "tropecé de nuevo y con la misma piedra"; sin embargo, tú y yo que somos creyentes podemos saber que cada vez que caemos contamos con algo maravilloso: AMOR - MISERICORDIA - PERDÓN, ¡maravilloso círculo "vicioso"!

 Ojalá que podamos dejar de medir a los demás y empecemos a vivir; la vida es una: se vive bien, se vive bonita y se vive libre; tratemos de hacerla linda y si podemos realmente esforzarnos poco a poco la haremos una bella historia en la que caigamos, pero podamos levantarnos siempre en miras de llegar a los brazos de UNO que nos ama...

 Vive y ama, procura vivir como creyente y si te equivocas, ¡ánimo! no eres el o la única, somos muchos, pero recuerda: tendrás muchas manos que te ayudarán a levantarte, porque antes alguien se las extendió.

 Les deseo un excelente día para quiencayó y se levantó, para quien cayó y aún no se levanta, para quien aún no cae y debe preparase para ello, para quien leyó esto y para quien recibirá esto a través de ti.

 Shalom!